Y lo es, y me incluyo en el saco y creo que nadie se salva. Vivimos en una sociedad, en la que criticar y debatir metiendo gentes y nombres de por medio es forma de vida, unos más y otros menos, pero es así, somos humanos.
Quiero decir, no somos capaces de vivir en paz y armonía aún teniendo la mejor vida o teniendo las condiciones para tenerla. La ignoramos, porque todos necesitamos un drama, una preocupación y si no la tenemos la buscamos, ese de qué o de quién hablar, el porque de ese suceso cuando en realidad, no es que no te incumba, es que no te afecta.
Sí, somos masoquistas, nos gusta complicarnos la vida, esquivar el camino fácil y tropezarnos con la misma piedra. Y desgraciadamente los medios, las redes y los avances hacen que esto afecte el doble.
Todos luchamos por evitar dar una mala imagen, una mala impresión, el quedar bien, ante alguien o ante todos, puedes intentar hasta pasar desapercibido por esta vida e intentar borrar aquel fallo que algún día cometiste. Y yo te aplaudiré por intentarlo. Pero siento decirte que lo tienes complicado que hasta queriendo ser el mejor, el más bueno, el más pasota o te quieras convertir en la mejor persona del mundo, serás criticado y señalado con el dedo por alguien, que puede y es probable que ni siquiera te conozca y seguramente no te llegue ni a la suela del zapato. Que no sepa ni de tu presente, ni de tu futuro y menos de tu pasado pero si puede utilizarlo en tu contra lo hará. Al igual que otros muchos y los que de verdad te quieren te aplaudirán hasta que les duelan las manos. Porque al fin y al cabo no cuenta lo que fuiste si no lo que quieras llegar a ser. Y tu eres el único junto con los que te apoyan de conseguirlo, porque créeme siempre aunque roces la perfección habrá alguien pendiente de gritar tu imperfección. Y con este texto sin el fin de solución ni remedio dejo plasmada una crítica social más:
Pero hazme un favor y háztelo a ti, si no quieres que hablen de tí, evita hablar de los demás.