El echar de menos no es una opción, más bien se convierte en tradición.
Te planteas si la despedida, equivale en cuantía a la espera que requiere la bienvenida.
A veces tienes la suerte de que algo o alguien, te regale un ápice de lo que para ti representa tu hogar.
Y eso, eso te hace el día créeme.
Valoras, vamos que si valoras.
Valoras hasta el punto de partida.
Meditas todo aquello que estás ganando, por todo lo que estás arriesgando. Aprecias todo lo que estás sumando. Pero a la vez te castigas por sentir que al no estar, también te estás restando.
Una vez me dijeron, otra de esas muchas incongruencias humanas;
“Cuando estamos cerca no apreciamos,
lo que cuando estamos lejos extrañamos.”
Desde el día uno que salí de mi hogar, tuve el placer de contemplar la magia de este vicio por descubrir mundo y viajar. Y es constructivo, adictivo y beneficioso a la par. No hay escuela más completa que la calle te pueda dar. (Que está muy bien mi carrera, pero ahí está para variar).
Pero no hay precio que no se pague.
Nadie me leyó la letra pequeña, de que aquel precio a pagar sería continuamente echar de menos, aquello que en casa echaba de más.
La balanza sigue ahí, y decide como se le antoja.
A veces me ayuda a que vuelva y otras me incita a volar.
Lo que sí tengo claro es que; cada vez que me voy fuera me doy cuenta que quiero MUCHO, MÁS Y MEJOR.
Lo que tengo en casa y lo que no.
Y eso se lo debo a mi familia y a la tierra bendecida que me crío.
Llevándote por bandera, donde vaya y sin frontera. Orgullosa y sin vergüenza de todas las ciudades que componen esta santa tierra. Y como no, mi Málaga la bella. Con su sol y su mar incomparable con cualquiera.
Gracias por ser nuestra madre, gracias por ser mi bandera.
Y así es como te quiero yo ANDALUCÍA a ti entera💚
El desayuno del sol en la cara.
La sonrisa de el del bar.
La vecina pegando voces.
Un nube doble y un pitufo pa’ desayunar.
Un dependiente hablándote como si de tu primo se tratase. Que resulta que es el hermano de tu amiga y el novio de tu ex-cuña.
La señora de la calle que no te conoce de ná’ pero te suelta un piropo y te dice lo guapa o
guapo que estás.
El tupper de tu abuela o de tu tía.
La tapita y la cañita en una terraza mirando al mar.
Salir con la chaqueta por la mañana y llevarla to’ el día colga’ al brazo, si no se te ha perdio’ porque no sabes dónde ponerla ya.
Encontrarte a un conocido y pararte a charlar.
Irte con esa misma persona a tomar una caña y que se os alargue el día una mijita ma’.
Y como no llegar a tu casa y tener a tu madre esperando a que llegues bien un día más, con un plato en la mesa da igual la hora a la que aparezcas o si ella ha comido ya.
Podré dar muchas vueltas,
pero como casa NO HAY NA’.
Te echo de menos mi tierra,
te echo de menos hogar💘
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